¿De dónde y a dónde?
Todos solemos tener recuerdo de experiencias realmente significativas que nos han conducido a ser quienes somos a día de hoy. Se trata de un camino de inconmensurable longitud, repleto de variedad de decisiones que tomar y de gran cantidad de personas que han influido en lo más profundo de nuestro ser. ¿A que sí? Posiblemente ya tengas en mente una persona que realmente te haya influido.
Guardo en mis recuerdos
variedad de escenas sorprendentemente gráficas de mi paso por el colegio, el
instituto y, por supuesto, el conservatorio de música. Todas ellas han sido
decisivas para dar forma a mi persona, a ese diminuto ser humano dentro de este
enorme globo terráqueo. Y sí, en algunas de ellas puedo ver nítidamente a
algunos de mis profesores; mis
referentes. Aquellos que compartieron su sabiduría y propias experiencias,
aquellos que explicaron, realizaron demostraciones, hicieron reflexionar y
cuestionar sobre todo lo que nos rodea y, sobre todo, provocaron INSPIRACIÓN. Y
ahí es donde voy a parar. No debemos olvidar que nuestro conocimiento es el resultado
de todos esos ejercicios mentales pero concretamente, la inspiración, es una de las maravillas por la que todo educador
debiera sentirse realizado si germinase de las jóvenes mentes durante una
clase. Favoreciendo la creatividad, la inspiración permite encontrar la
solución a un problema, emprender un proyecto o, incluso, sorprender con una
riquísima receta. Quehaceres del día a día, ¿verdad?
Pero el descubrimiento de la estrecha relación entre las materias del
instituto con las del conservatorio, ocurrió gracias a aquellos profesores que
me hicieron reflexionar y, por tanto, despertaron inspiración en mí. Todo tenía
sentido. Gracias a la música, comprendí por qué era tan importante formarse en
el instituto y cursar las enseñanzas obligatorias. No sólo era importante
porque la LOE lo dictase. Era necesario para convertirse en personas funcionales del siglo XXI. Por
tanto, sin más dilación, la pasión por mi instrumento, el fagot, y mi interés
por los idiomas y otras culturas fueron dos cabos que debía atar de alguna
manera. Tras finalizar con la dichosa selectividad – como si toda nuestra joven
vida hubiésemos sido preparados exclusivamente para tal estandarizado
reconocimiento – me embarqué en un viaje a tierras anglosajonas donde me
formaría en su cultura para ser músico. ¿No suena genial? En
Inmersión en el sistema educativo, España y Reino Unido hablo sobre las diferencias y
similitudes de ambos sistemas educativos.
Ahora
que ya conocéis de dónde y a dónde
voy a parar, no sólo como docente, sino también como músico, mi mayor deseo es y
siempre será principalmente inspirar a mis alumnos y alumnas a través del
conocimiento y mi propia experiencia, porque es exactamente lo que consiguieron mis profesores crear en mí.
Que bien que vayas a llevar inspiración al aula. Alguien saldrá tocado.
ResponderEliminarAy jo, ¡muchas gracias Cris! Esperemos que salgan tocados positivamente 🤞🏼🤞🏼
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