¿Es importante la participación en el aula?

 


Aprender a participar es el aprendizaje de la vida en común. Un proceso que consiste en llegar a formar parte de una colectividad alcanzando un buen nivel de civismo o respeto a las normas y hábitos públicos, y convirtiéndose en un ciudadano activo en una sociedad democrática y participativa. Por tanto, la participación forma parte del proceso de socialización de la persona y se genera por el hecho de vivir en comunidad, a partir del diálogo y de la colaboración con las otras personas, y a partir de la realización de actividades y proyectos comunes.



Simplificando un poco, considero que la participación sería como un equilibrio de actitudes vitales y dialécticas, un proceso constante de dar y recibir:

Ser protagonista y ser solidario

Participar es intervenir en la vida de uno mismo, ser protagonista activo de los asuntos propios, comprometerse con uno mismo. Y también es ser generoso y solidario con el entorno, con las necesidades de los demás.

Ser capaz de dar y ser capaz de recibir

"Salir hacia fuera", compartir con los demás algo de uno mismo, y al mismo tiempo, ser receptivo, saber escuchar y saber incorporar todo lo que aprendemos del entorno.

Participar no es querer decidir sin trabajar

Demasiadas veces el deseo legítimo de intervenir en las decisiones no va ligado a la obligación moral de cooperar y esforzarse. Se querría tomar decisiones o simplemente votar sobre diversos aspectos sin asumir las consecuencias, o solo se querría tomar decisiones sobre aspectos que exigen el esfuerzo de los demás y no el propio. Por ejemplo, cuando un grupo de jóvenes en asamblea deciden que se debe impulsar una campaña de reivindicación de una zona verde en el barrio, pero ninguno de ellos está dispuesto a asumir el trabajo que esta campaña representa.

Participar no es hablar sin escuchar

A menudo se confunde participar con intervenir constantemente en todos los foros, con expresar continuamente la opinión propia sobre todas las cosas, sin tener en cuenta que escuchar y ser receptivo es una manera de participar. Todo el mundo tiene necesidad de autoafirmarse, pero cuando esta necesidad psicológica se ejerce sistemáticamente sin respetar a los demás, disfrazada de participación, lo que provoca es, además, la inhibición de la cooperación y la ruptura del diálogo.

Formar parte en procesos y reconocer los límites

Participar es involucrarse libre y activamente en procesos que tienen lugar a nuestro alrededor, pero a la vez hay que respetar los límites y las normas que los regulan, el grupo, para que todos tengan un lugar y un papel.


Así que, como nota conclusiva, definitivamente la participación en el aula es esencial. La figura del docente debe potenciar esta dinámica y siempre ejercer como el guía de esa cooperación de aula, donde todos y cada uno de los integrantes del aula se enriquecen mutuamente como ciudadanos.


Comentarios

  1. Escuchar antes de hablar, dar antes de recibir, trabajar antes de sugerir, me quito el sombrero querida Virginia, nada más que añadir a tu entrada.
    Rober!

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