Música y dislexia

 

La atención a la diversidad en el sector educativo es un ingrediente fundamental para que los estudiantes con necesidades educativas especiales opten de forma igualitaria a convertirse en profesionales de su sector. Para ello, existe un programa que selecciona los contenidos y criterios de evaluación del currículum para adaptarlos a sus necesidades. Se trata del programa de Adaptación Curricular Individualizada Significativa (ADIS).

Como profesora de música, he revisado parte de la literatura científica sobre la relación entre música y dislexia.

En un estudio se analizaron si las diferencias funcionales en los cerebros de los músicos respecto a los no músicos se deben a predisposiciones innatas o al efecto del entrenamiento y si este puede mejorar determinadas competencias como la lectura (Moreno et al., 2009).

Los niños fueron evaluados inicialmente en diversas medidas cognitivas y cerebrales y luego fueron asignados aleatoriamente a un programa musical o a otro de pintura, de una duración de seis meses.

En el programa musical se les enseñaba, entre otras cosas, a improvisar melodías, crear ritmos en diferentes tiempos o a reconocer tipos de timbre concretos. Para evaluar la capacidad lectora de los niños se les pidió que leyeran en voz alta palabras en las que existe una consonancia entre grafema y fonema, o palabras en la que no existe esa consonancia.

En la evaluación final del estudio se comprobó que los niños que participaron en el programa de música mejoraron, a diferencia de los del grupo de pintura, la lectura de las palabras inconsistentes. Los resultados revelaron que la enseñanza musical incide en la mejora de la conciencia fonológica y en el proceso de decodificación de las palabras, algo de lo que se pueden beneficiar todos los alumnos en el aprendizaje de la lectura y la escritura, y especialmente los niños con dislexia. Gracias a la investigación en psicofisiología, sabemos que la plasticidad cerebral es capaz de generar grandes cambios en la organización funcional de los cerebros de los niños en periodos de tiempo cortos.




Parece ser que cada niño con dislexia es diferente; algunos encuentran dificultades con la música, otros no. Lo más importante es probarlo y escuchar las necesidades de cada uno. A continuación, detallo algunos datos relevantes sobre la relación entre música y dislexia:


1.   Algunos niños con dislexia experimentan dificultades en la lectura musical (pues incluye procesos similares a la lectura de palabras) y también en el procesamiento del ritmo y la temporización.

2. Un niño con dislexia puede experimentar dificultades con un instrumento (por ejemplo el piano) y no afectarle a otros instrumentos (por ejemplo la trompeta).

3.    Las áreas cerebrales encargadas de la lectura y de la música son en parte compartidas y, en parte, diferentes.

4.  La música no es sólo lectura: los niños con dislexia podrían sobresalir en otros aspectos de la música, como la creatividad o tener un buen oído.

5.  Algunos métodos de entrenamiento musical son más adecuados que otros para el aprendizaje musical en los niños con dislexia. Se puede reforzar el aprendizaje por oído cuando les resulta difícil la lectura musical. Una forma de trabajar el ritmo puede ser con instrumento de percusión, que además puede ser muy motivador para ellos.

 

En conclusión, la educación musical parece, según diversas investigaciones, que ayuda a desarrollar la conciencia fonológica necesaria para la lectura, y por lo tanto ayuda a los niños a superar los síntomas negativos de la dislexia.

¿No es esto genial?

 

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