Maestro Melitón
En
primer lugar, debe de ser un estudioso.
No se puede transmitir más que lo que se sabe. Nadie da lo que no tiene. Por
ello debe ser permanente su actitud de estudio, su talante inquieto intelectualmente
y su permanente ansia de aprender.
En
segundo lugar, debe ser un auténtico
pedagogo. Se trata de ser un buen transmisor de los conocimientos con la
necesaria claridad en su exposición. El tutor debe esforzarse en poner al alcance de
los alumnos los saberes con la necesaria claridad expositiva, a fin de que
éstos puedan, con su explicación, comprenderlos mejor.
En
tercer lugar, el tutor, debe ser también un “resolvedor” de dudas. Debe tener la capacidad y conocimiento
preciso de la disciplina de la que es responsable, para aclarar todas las dudas
y allanar todas las dificultades en el a veces difícil y escabroso, estudio y
aprendizaje de los estudiantes. Así el discente debe descansar, al menos en
primera instancia, en su tutor; irá con todas sus dudas cada semana, seguro de
encontrar en su profesor una ayuda inestimable en su tarea de aprendizaje,
tanto por su capacidad y competencia académica, como por su afabilidad y
desvelo en la atención de sus tutelados.
En
cuarto lugar, el tutor debe ser también un animador
de actitudes científicas. La misión de la educación no puede reducir su tarea a
formar buenos profesionales que desempeñen con competencia y rigor las tareas
profesionales que en cada momento la sociedad demande. El Profesor Tutor debe
pues procurar, que el alumno no estudie solo de cara a la preparación y
superación de los exámenes. Así, debe intentar provocar en el alumno, un ansia
de conocimientos más allá de los resultados prácticos del aprobado.
Por último, y en esta misma línea, todo docente transmite a los alumnos, a veces queriendo otras veces sin querer, algo inmanente a su propia personalidad, es decir dejan permanencia. Algunos profesores se han borrado sin dejar rastro. Otros en cambio, han dejado un recuerdo vivo. Aquel me enseñó ésta o aquella materia. De aquel otro me acuerdo también de comentarios, gestos, actitudes. Aquella frase o comentario que me hizo tanto pensar. Aquí es donde aludo a mi gran Maestro Miguel Melitón; profesional, sencillo, cercano, exigente, trabajador y otras muchas características, pero ante todo, poseía pasión por su disciplina.
Y
así me influyó tanto, como que siempre le recordaré.
Es genial recordar a los profesores que aportan su granito de arena en nuestra educación y han dejado su huella. Consiguen transmitir el valor del esfuerzo y del trabajo.
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